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CRÓNICA DE UN DÍA MAIZ

Amanece
Para el nuevo día aún son un secreto 
los quehaceres de mi madre

 

Despiertan los olores                  

El reloj

Se hace maíz

¿Sabe mi madre

que alimenta al mundo?

¿Saben sus manos

que conocen a todas las manos?

¿Oyen sus oídos esta polifonía

que cada mañana

convoca a un nuevo desayuno?

 

A veces creo que para ella es un secreto
el secreto de sus manos 
cómplices de aquella polifonía 
que hoy compongo como crónica de un día maíz

 

Poema: Fabián Bonilla 

RETRATO MAÍZ 5 OF.jpg

SOBRE ESTA CRÓNICA

Para hablar de crónica de un día maíz, hay que hablar de la poesía y de la vida cotidiana enmarcadas en las experiencias de las manos que cada día ejercen labores que alimentan el mundo de olores, sonidos y sabores. Hablar de poesía, porque la crónica se nutre de las imágenes que dan vida a una arepa de peto. Hablar de vida cotidiana, porque es en el escenario de un barrio en la localidad de Bosa (Bogotá) en donde se desarrolla la crónica que tiene como protagonista una madre que con sus manos procesa el maíz que termina convertido en las arepas que acompañan un caldo, un tamal o un aguapanela al desayuno.

Esta crónica nace de un ejercicio experimental durante el confinamiento tras la propagación de la COVID 19.  Hoy se configura como una pieza que dar lugar a un proyecto fotográfico inspirado por el maíz y por el trabajo que toda una vida han realizado mi madre y mi padre(†). Un homenaje a aquella labor de la cual he sido testigo desde que tengo uso de razón y que, desde mi visión artística, merece seguir nutriendo los símbolos y los haceres de las identidades en Abya Yala. Los símbolos enlazados a las herencias que, a través del maíz, nos pueden llevar a una genealogía en el sur que ha visto germinar durante siglos sus semillas.

Con la crónica empiezo a tener un acercamiento artístico al proceso de fábrica de arepas, ya que el trabajo de mi madre no se concentra solo en el asado y la venta de éstas; sino en todo lo que conlleva su fabricación: dese la compra del maíz en costal, hasta su cocción y posterior paso al molino del que se obtiene la masa.

Comparto con ustedes este trabajo cuya pretensión estética es principalmente cotidiana y artesanal: los sentires, los saberes y los haceres populares mueven el mundo. 

© Fabián Bonilla

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